NO TE PREOCUPES
4ª clase
NO TE PREOCUPES.
El prefijo “pre” significa anticipar, es crear un raciocinio por medio de pensamientos deductivos, y suposiciones; o sea sufrir por anticipado. Preocupándonos, sufrimos en vano si el problema no llega a surgir; o bien sufrimos doblemente cuando surge, por tanto preocuparse antes de tiempo es preocuparse dos veces.
¿Qué nos preocupa básicamente?
La preocupación surge de nuestras preguntas acerca del futuro, la preocupación excesiva se transforma en MIEDO, miedo a perder, a no conseguir, etc.
Existe un favor común en toda preocupación - EL EGO- no solo nos preocupa perder o no conseguir cosas materiales o placeres sensoriales, sino también nuestra imagen, nuestra reputación, el reconocimiento.
Al preocuparnos y anticipar sucesos (desear que ocurran o que no ocurran) aumentamos siempre la posibilidad de generar más frustración o insatisfacción, ya que evidentemente nuestra preocupación poco control tiene sobre los resultados de los cuales se preocupa. Incluso la imaginación que tanto nos puede servir para resolver alguna cuestión, y que en cierta forma es una actividad mental que se aleja de la observación de lo inmediato, obtiene su verdadera fertilidad cuando se dispara de la presencia, de un estar observando el mundo en su frescura y no del obsesivo diálogo interno de la preocupación y de la angustia.
Si hay un remedio, ¿por qué preocuparse?
Si no hay remedio, ¿de qué sirve entonces la frustración (preocupación)?
Shantideva
Esta es la forma correcta y desapegada de ver las cosas. La frase hace referencia al hecho de que las cosas no serán nunca resueltas en el pasado ni en el futuro y dedicar nuestra energía a anticiparlas o a lamentarnos por ellas es simplemente absurdo.
Podemos simplemente relajarnos y no luchar contra el mundo. Al preocuparnos y luego frustrarnos somos víctimas de nuestra propia mente desbocada, que vive en la irrealidad del miedo y la esperanza, y perdemos presencia y la atención indivisa que nos da atender a lo presente, a lo real inmediato. Al perder esta atención presente, perdemos también energía y recursos para resolver cualquier cosa. La preocupación es siempre un multitasking, una forma de estar sin estar del todo.
Pitágoras en el texto “Sobre la educación de los hijos”, atribuido a Pseudo Plutarco. Se cita ahí el consejo de vida: “no devorar el corazón”, mejor conocido por el fraseo en latín: Cor ne edito. “No te comas el corazón” significa simplemente “no dañar el alma consumiéndola con preocupaciones”.
La frase funciona por su poder gráfico: la angustia, la preocupación nos hacen autodevorarnos, el estrés es un asesino silencioso, diríamos en la modernidad. El estrés es también un asesino fantasmagórico, ya que nos excitamos y angustiamos por cosas que no están realmente ahí, por cosas que no han llegado aún. Pero nos cuesta trabajo ver esta simple realidad: la inexistencia de nuestros enemigos y la inutilidad de nuestras preocupaciones.
Por supuesto, la clave yace en la atención plena y la correcta comprensión de los principios básicos de la realidad, que son la impermanencia y la ausencia de una existencia inherente o de un yo estable y separado que es lo mismo a la total independencia de todas las cosas y la ausencia de absolutismos.
La preocupación y la insatisfacción surgen como consecuencia de no comprender la naturaleza de la realidad. Esto es, que todas las cosas son impermanentes y que el yo con el que nos identificamos y desde el cual confrontamos al mundo no tiene la importancia que le damos.
Merece hacer un reforzamiento del tema de la IMPERMANENCIA, que es la condición básica de todas las cosas de este mundo: todo cambia y todo muere, todo surge y todo desaparece. Si entendemos esto verdaderamente, no a un nivel intelectual solamente, sino a un nivel visceral, no estaremos constantemente sintiendo malestar porque las cosas a nuestro alrededor están cambiando y comportándose de formas que van en contra de nuestros deseos (nunca nada pudo haber sido poseído). Como dice Suzuki Roshi, el verdadero entendimiento de la renuncia no es renunciar a todo lo que tenemos en el sentido de abandonar todas nuestras posesiones y vivir como vagabundos, es simplemente entender que todas las cosas (personas, fenómenos, conceptos) de todas maneras se están yendo, en este momento ya se están disolviendo y desapareciendo y eventualmente todo a lo que le tenemos apego dejará de existir. Esto significa, de hecho, que la renuncia, el desapego es la perspectiva correcta de la realidad. Es la visión panorámica, más amplia y más inteligente.
Desarrollar la cualidad de la atención:
Hay una historia zen que habla de vivir en el momento.
Dos monjes budistas volvían por la noche a su templo. Había llovido y el camino estaba muy embarrado. Llegaron a una intersección donde había una bella muchacha, incapaz de cruzar la calle debido al barro. Al momento, el primer monje la cogió en sus brazos y la cruzó al otro lado. Después los monjes continuaron su camino, Más tarde, esa noche, el segundo monje, incapaz de contenerse más tiempo, le dijo al primero: “¿Cómo has podido hacer eso? Los monjes no debemos ni mirar a las mujeres y mucho menos tocarlas, especialmente a las jóvenes y bonitas”. “Yo he dejado a la muchacha allí”, dijo el primero monje, “¿tú aún la llevas?”.
Conforme se va desarrollando la cualidad de la mera atención, percatándonos de lo que sucede dentro y alrededor nuestro, empezamos a experimentar y responder al presente con una mayor espontaneidad y libertad.
La mera atención también lleva la mente a un estado de sosiego. Una mente no adiestrada es a menudo reactiva; se aferra a lo agradable y condena lo desagradable, agarrándose a lo que le gusta y apartándose de lo que le disgusta; reacciona con codicia y odio. Un desequilibrio agotador de la mente. Cultivando cada vez más la mera atención, empezamos a tener una experiencia plena y total de lo que está sucediendo, con una mente sosegada y equilibrada.
Transforma la preocupación en ocupación y prepara el futuro si cuestionarlo. El necio se preocupa, el inteligente se ocupa, el sabio sonríe. El mundo es un espejo: si le sonreímos, él nos sonreirá. Reír es un gran remedio y no cuesta dinero.
Hay mucha gente que pasa tanto tiempo preocupándose de su salud que no tiene tiempo para disfrutarla. El pensamiento es creativo. La excesiva preocupación por la salud genera enfermedad.